La pesca también era una buena forma de despejar la mente.
Sin embargo, Jamie estaba sentado al lado de Lexi. Su alta figura tenía un aura de elegancia, la que hacía imposible ignorarlo, y hacía que el corazón de Lexi latiera incontrolablemente.
Como resultado, cuando Jamie atrapó al quinto pez, Lexi aún no atrapaba ninguno.
Ella vio su corcho de pesca flotar sin apenas moverse. "Bien, vamos a suponer que el cebo es de juguete". Pensó.
La brisa marina soplaba suavemente y, aún así, ningún pez mordía el cebo de Lexi. Lexi se inclinó cómodamente en la silla y comenzó a sentirse somnolienta.
Jamie echó un vistazo a la mujer a su lado, quien había entrecerrado los ojos mientras se dormía, y una leve sonrisa apareció en su hermoso rostro.
Lexi no supo cuánto tiempo durmió. Cuando abrió sus ojos, observó que el cielo azul estaba cubierto por nubes blancas.
Sintió mejorar su estado de ánimo con aquella vista.
Cuando volvió su cabeza, se dio cuenta de que Jamie estaba sentado no muy lejos. Su rostro de perfil era muy atractivo y un deleite para la vista.
Jamie pareció sentir algo y se volvió para mirar a Lexi. "¿Estás despierta?" preguntó.
Lexi se sorprendió un poco por un momento antes de desviar rápidamente la mirada. Sentía arder sus mejillas.
"Sí, lo estoy."
Respondió con voz malhumorada. Después de todo, era muy vergonzoso ser sorprendida mirándolo como una tonta enamorada.
Jamie frunció sus labios y guardó su caña de pescar.
Pensando que ya iban a regresar, Lexi rápidamente guardó su caña de pescar también. Tan pronto como volvió su cabeza, notó que había dos peces vivos saltando en su propia jaula de pesca.
"¿Por qué hay peces en mi jaula?" Recordó no tener ninguno antes de quedarse dormida.
Jamie respondió casualmente, "Tu caña de pescar se movió, por lo que la levanté por ti".
Y dejó los peces en su jaula.
Lexi se sintió un poco avergonzada por estar pescando perezosamente con alguien que la ayudaba a tirar del hilo de pescar.
"Gracias. Lo invitaré a comer algunos platos de pescado más tarde."
"De acuerdo."
Jamie estuvo de acuerdo al instante.
Lexi estaba sorprendida. Solo lo había dicho por cortesía.
"Olvídalo. Ya que me trajo a divertirme al mar, bien podría invitarlo a comer algunas comidas como una forma de devolver el favor”, pensó.
Mientras Lexi pensaba en eso, se percató de que se estaban acercando a la costa. Pensó que iban a regresar, pero cuando el yate se aproximó aún más, se dio cuenta de que no era la misma playa donde se encontraba el hotel, sino una isla solitaria y fascinante.
Lexi estaba perpleja. "Señor Barrett, ¿qué estamos haciendo aquí?"
"Asaremos algunos pescados."
Respondió Jamie claramente.
Lexi estaba atónita. ¿Iban a asar el pescado ellos mismos en una isla natural y sin explorar?
Su especulación pronto fue confirmada.
Una vez que el yate tocó tierra, Asher se bajó y al instante prendió fuego en la playa.
Iba bien preparado. Dejó sobre la arena todo tipo de condimentos, utensilios y el pescado que limpio deligentemente.
En verdad estaban asando pescado en la playa.
De alguna manera, era un placer único.
Lexi se acercó y dijo con una sonrisa: "Asher, no sabía que podías asar pescado".
Y también de la forma más primitiva.
Asher puso una gran bolsa sobre el suelo y comenzó a armar de manera ordenada una tienda de campaña mientras respondía a la pregunta de Lexi.
"No sé cómo asar pescado".
Lexi estaba atónita. "Entonces, ¿por qué has prendido fuego?" Si Asher no sabía cómo asar un pescado, ¿acaso Jamie lo haría?
"Por supuesto que será usted quien lo haga", respondió Asher como si fuera un hecho. "¿No ha dicho que quería invitar al Señor Barrett a comer pescado asado?"
Lexi se quedó sin palabras durante un momento.
Ella solo había dicho que invitaría a Jamie a comer algunos platos de pescado, pero nunca dijo que los prepararía ella misma.
Al ver la expresión asombrada en el rostro de Lexi, Asher dudó un momento antes de preguntar, "Señorita Lexi, ¿alguna vez ha hecho pescado asado?"
"Es verdad que he asado algunos pescados antes, pero..."
"Entonces está bien. Sabe que es imposible que el Señor Barrett haga un pescado asado en su vida".
Asher exhaló un suspiro de alivio y continuó armando la tienda de campaña.
Lexi se sintió sofocada. Aunque le encantaba la experiencia de asar pescado junto al mar, el pescado que había asado anteriormente nunca estuvo delicioso.
Sin embargo, en esa situación donde ninguno de los dos hombres sabía cómo asar un pescado, solo podía encargarse hacerse cargo ella misma...
Lexi aceptó su destino y comenzó a reflexionar respecto a cómo asar deliciosamente un pescado.
Jamie se sentó de forma elegante no muy lejos de ella. No estaba interesado en el paisaje único de la isla, sino más bien, su mirada se encontraba fija en Lexi.
Esa mujer lucía agradable a la vista sin importar lo que estuviera haciendo.
No era sencillo controlar el calor de la hoguera y Lexi no tenía la costumbre de asar pescado; por lo que, el primer pescado se quemó.
No tenía más alternativa que esforzarse aún más y asar un segundo pescado.
En esa oportunidad, el pescado no se veía quemado y parecía comestible. Quería que Asher lo probara primero; si estaba delicioso, le daría a Jamie el tercero.
"Asher, este pez es para ti..."
Lexi se puso de pie con el pez en su mano, pero no había señales de Asher.
Por el contrario, el rostro de Jamie se ensombreció cuando se dio cuenta de que el primer pescado que Lexi había asado estaba a punto de ser entregado a Asher.
Desconcertada, Lexi preguntó, "Señor Barrett, ¿dónde se encuentra Asher?"
"Ha regresado al yate".
Había una rastro de desdén en el tono de Jamie.
"¿Cuándo volverá?"
Lexi aún insistía en que Asher probara el pescado.
El rostro de Jamie se volvió aún más serio. "Volverá cuando estemos por irnos".
En otras palabras, Asher no regresaría en poco tiempo.
Lexi se sintió decepcionada y miró el pescado asado que tenía en su mano. Aunque era comestible, no tendría un buen sabor. Además, Jamie era tan quisquilloso con la comida que incluso había criticado duramente a los mejores chefs; definitivamente la rechazaría.
Dudó por un momento y dejó el pescado sobre la bandeja, planeando comérselo ella misma después.
Luego siguió asando el tercer pescado.
Jamie se quedó mirando el pescado que yacía tranquilamente en la bandeja. Su rostro seguía sombrío mientras todo su cuerpo emitía una leve e incómoda presión.
Sin embargo, Lexi no se percató del estado de ánimo de Jamie y solo se concentró en asar el pescado.
Finalmente, el tercer pez se veía y olía bien. El sabor debía ser mejor que el anterior.
Lexi feliz le llevó el tercer pescado a Jamie.
"Pruébelo, Señor Barrett."
Ella lo miró con una expresión llena de expectación. Era la primera vez que cocinaba para Jamie, por lo que estaba un poco nerviosa.
El rostro de Jamie no lucía muy bien cuando su mirada se desvió hacia el segundo pescado asado.
Luego, tomó los palillos y probó el pescado. Después abrió su boca para hablar,
"Has puesto demasiada sal en este".
Comentó en un tono frío.
Lexi, quien estaba comiendo pescado, se quedó sorprendida por un momento. Se puso un poco nerviosa. No solo las papilas gustativas de Jamie eran quisquillosas, sino que también era una de esas personas que no toleraban esos errores fácilmente.
Ella lo miró y dijo, "Le asaré otro".
"No es necesario."
Jamie tomó elegantemente un trozo de pescado y se lo comió. Su expresión permanecía gélida. "Es comestible".
Lexi no tuvo más alternativa que sentarse y observar a la persona que había dicho que el pescado era comestible. Continuó comiendo lentamente todo el pescado.
No dijo una sola palabra y pensó, "¿Realmente el pescado era comestible?".
Cuando terminaron de comer, ya era hora de que el sol se pusiera. El cielo rojo parecía haber coloreado el mar de carmesí.
Era una vista increíblemente hermosa.
"Señor Barrett, iré a dar un paseo y recogeré algunas conchas marinas".
Dicho eso, Lexi se quitó sus zapatos y caminó descalza hacia la playa.
Caminó sobre la arena húmeda, dejando que las olas subieran hasta su pantorrilla antes de retirarse a las aguas.
Caminaba sin prisas. El paisaje era hermoso y había muchas conchas marinas sobre la arena, pero las piedras bajo sus pies la lastimaban.
"Lexi".
El grito de Jamie vino desde su espalda.
Se volteó confundida y divisó a Jamie caminando hacia ella, sosteniendo un par de zapatillas rosas de mujer en su mano.
Alguien tan digno como Jamie sosteniendo un par de zapatillas en su mano parecía particularmente absurdo, pero la forma en la que actuaba era bastante casual.
Se acercó hasta ella y colocó las zapatillas frente a los pies de Lexi.
"Póntelas."
Lexi estaba sorprendida. Miró a Jamie con recelo; no esperaba que él le entregara un par de zapatillas personalmente.
Cuando miró las zapatillas que él llevaba, descubrió que el estilo era similar a las que le había ofrecido. Era como si llevaran zapatillas a juego como las parejas.